jueves, 29 de abril de 2010
¡La vida es pulenta!
Hay veces que simplemente quieres que te trague el inframundo, ja, ja, por tonterías, por problemas (sean grandes o chicos-los cuales, absolutamente todos los tenemos), porque te sientes fatal, frustrado, porque has perdido a alguien muy importante para tu vida, por alguna cosa de amor, etc., etc., etc. de etc.. Pero, la vida es así, hay cosas que nos disgustan, y cosas que nos encantan; no por un problema vas a querer simplemente morir, eso es de cobardes, es la salida más marica de un problema (marica=cobarde; no homosexual, ya que hay muchos heterosexuales que son maricas, ¿me captan? Hay muchos homosexuales más caballeros que los mismos hombres heterosexuales, en realidad, todos los gays que conozco son re lindis), es no poder afrontar tus cosas con madurez, ni con cerebro.
Con esto, quisiera contar acerca de algo que vi, presencié, o como quieran decirlo...
Un día me sentía hiper fatal, nuevamente intoxicada, para variar, yo intoxicada, yup, siempre me intoxico, pero, desde que me pasó eso con el pescado (cosa que fue en año nuevo del presente), me siento medio malita cuando como más de la cuenta de grasas (las cuales no puedo comer mucho desde los nueve añitos, pero, yo terca, no puedo vivir sin ellas), well, so, como no tengo seguro, (y hasta ahora estoy esperando que el insti me de mi carnetcito para poder ir a la clínica, pero, en fin, ya armaré lío, ja, ja, ja), fui al hospital de emergencias que está en la Av. República de Panamá, que, por cierto, pensé que me bajé en el paradero equivocado, ya que decía Av. Roosevelt, y que yo sepa, esa avenida quedaba por otro lugar, ay, ay, ay, paran haciendo de todo con las avenidas, calles, etc., ¡ayyy! Alcaldes que solo lo hacen para pasar el presupuesto, todo porque ya se van de la alcaldía, ¡lero, lero! Pero, bueno, volveré al tema, porque si no, terminaré hablando de política o militares como casi siempre, ¡jojoy! Well, entré, pagué, entré a la salita femenina (que igual hay médicos hombres, so, no tiene sentido que dividan a los géneros, pero, bueno, ¿qué puedo hacer? La cosa es que atiendan a todos como debe ser). Mientras esperaba, vi a una chica muy, pero, muy joven, o sea, más chiquilla que yo, tirada en una cama y dormida total, con suero en los dos brazos y una máscara para respirar. La cosa es que, su mamá (asumo eso, por el parecido y la preocupación extrema, que solo una madre puede tener, ¡wow, es tanta la conexión madre-hij@!), llamaba al médico urgente, la chicha empezó a convulsionar. El médico corrió, mientras se colocaba guantes en las manos, y las enfermeras le sacaban el pantalón y la ropa interior a la chica. La abrieron de piernas. Y el doctor le introdujo algo por la vagina, y subsionaba algo (realmente me dio asco, no puedo ver cosas médicas, ¡me causan nauseas!). La madre estaba junto con otra señora, la cual, llamó hermana, por ende, tía de la chica. La tía decía entre lágrimas: Haga algo por salvarla, doctor, ¡tiene tan solo diecisiete añitos! Yo aún no sabía bien que era lo que pasaba, quizá se desmayó de una forma brusca, quizá un carro la chocó, o un paro cardíaco (que en verdad es muy extraño que a gente tan joven muera por ello, o por derrames cerebrales, pero, hoy en día, se dan muchos de estos casos). Para esto, otro médico me había atendido, y luego, una enfermera se me acerca para inyectarme el suero al cual ya estoy acostumbrada, so, mientras tanto, ella me dirije la palabra, y me dice: ¿Sabes lo que pasó ahí? Yo: No, ni idea, Srta., solo vi que la chica empezó a convulsionar. La enfermera: Tomó ácido muriático para matarse. Yo quedé en shock total, estaba realmente freakeada. No respondí ante lo último que escuché. Me quedé pensando todo el rato que estuve con el suero (como una hora y tanto-claro que la chica ya había sido llevaba a otro lugar). Hasta ahora no puedo creer que alguien trate de matarse, tenga la edad que tenga, para colmo alguien tan jovencita. ¡¿Qué no daría yo por estar dos años atrás y tener nuevamente diecinueve?! ¡Todo! ¡Todo! Es linda la vida, con roches y todo, pero eso es lo sorprendente y maravilloso, que no es una rutina, porque ello sería aburrido, aunque, sería lindi no tener problemas, pero, si no los tuviésemos, ¿cómo seríamos cada día mejores? O sea, no tendríamos de donde aprender, ya que uno aprende de sus errores, o de acciones que no nos gustan de los demás, para no repetir lo que no queremos que nos hagan jamás. ¡La vida es maravillosa! Pase lo que pase. Es para estar feliz y no para hacerse caras largas. So, un consejito lindi boni belli de parte mía, hagan algo como yo: Cuando estén molestísimos, re tristes, reventando a mil por x cosa o n cosas, caminen, y lleguen a sus casitas con la mejor sonrisa, riendo y riendo, así no se les haya pasado, y si siguen así, pues, enciérrense en su habitación y pongan su canción favorita, o simplemente duerman, pero, nunca contagien esa mala cara a los demás. Cuando caminen por la calle sonrían, sobretodo a los niños, rían de cualquier cosa, así los demás los miren como locos, es mejor que te miren como payasito reilón, que como asado de miércoles.
¡Vivan al máximo! Y no pienden con mala onda, no a la mala vibra, men! La vida es una, suicidándote no ganas la felicidad. La felicidad no es eterna, la felicidad son aquellos bellos y gratos momentos que compartes con los demás y sobretodo contigo mismo. Primero uno debe amarse, para poder amar a los demás. Well, es solo un consejito lindi de mí para ti con todo mi yo. ¡Vive full extemooo!
No sueñes tu vida, ¡vive tu sueño!
¡VIVE LA VIDA DE COLORES!
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